El simulacro comenzó a las 12 del mediodía con el sonido de la alarma sonando por toda la facultad. Los alumnos se reunieron de forma ordenada en sus aulas y esperaron al permiso para salir a la calle.
Había sido un día lluvioso y las escaleras y pasillos de la facultad estaban encharcados así como los vestibulos donde la humedad era evidente.
El simulacro marchaba según lo previsto hasta la hora de desalojar las clases, momento en que el desorden cundió y las aglomeraciones en las salidas de emergencia se hicieron difíciles de controlar, con tan mala suerte que dos alumnos resbalaron por las escaleras, rodando hasta el vestíbulo principal, donde algunos compañeros entre empujones y agobio intentaron ayudarles.
Al final los alumnos sufrieron una luxación en el hombro derecho y un esguince de tobillo de grado 3 respectivamente.
Los alumnos se recuperan con normalidad y han dicho que no van a tomar represalias contra sus compañeros ni contra el centro.
